Este año he cambiado de fiesta. Y eso que para mi el 23 de abril es un buen día; una fiesta bonita aquí en Castilla y León, que aunque nos empeñamos en politizar, en hacerla de unos o de otros, no es en realidad más que lo contrario.
Es la fiesta de todos. Para conocer y dar a conocer nuestra Historia -con mayusculas-, para ensalzarla, para disfrutar de nuestras costumbres, para comer, beber y bailar con los demás. Así la he disfrutado los últimos años, haya ido o no a la Campa de Villalar de los Comuneros.
Además el día 23 de abril es el día del libro. Me encanta leer. Es el mejor de los entretenimientos; para aprender, para imaginar, para escuchar historias, para abrir la mente y conocer otros tiempos y lugares. ¡Doble celebración! La feria del libro siempre es una buena oportunidad de reconciliarse con la lectura, que a veces dejamos de lado porque "no tenemos tiempo para nada".
Este 23 de abril se celebra también el día de Aragón, y la diada de Sant Jordi en Cataluña. Como os decía, un bonito día este 23 de abril, muy festivo. Este año cambié de fiesta y he celebrado Sant Jordi. Mis expectativas han sido superdas con creces.
Barcelona, a la que no le hace falta nada para estar bonita, estaba llena de rosas y de libros. Hacía un día soleado, que siempre anima bastante a tomar las calles, y así fue; La Rambla, Plaza Catalunya, y los alrededores se llenaron de gente, flores, libros. Incluso paseando, en la puerta del Palau de la Generealitat encontramos grupos de gente que espontáneamente, se unían para bailar juntos la sardana.
Esto me ha hecho pensar en las fiestas, en que en realidad todos somos iguales, todos buscamos lo mismo y celebramos las mismas cosas. Pasarlo bien, por supuesto, ensalzar nuestras costumbres, nuestra cultura, compartirla con los demás.
Es un buen día el 23 de abril. Nos permite mirar, por un momento a otro lado, al lado en el que las cifras del paro no son aplastantes, escandalosas, insostenibles. Al lado en el que no nos mienten constantemente. Al lado en el que no tienen cabida los políticos bocazas. Aunque solo sea por un momento.
Qué bonitas estas fiestas! Qué buen día el 23 de abril! Qué pena que no dure un poco más y tan rápido llega el 24, o peor el 25, con los datos de la encuesta de población activa, y tengamos que escuchar de nuevo mentiras, falsas promesas, estupideces. Y no podamos taparles la boca a la portuguesa, con claveles!
Feliz 26 de abril, y buen fin de semana.
El cristal con el que se mira
viernes, 26 de abril de 2013
jueves, 4 de abril de 2013
YA BASTA
Una mentira que se repite cien veces, se convierte en verdad, dicen. ¿Y cien mentiras? porque eso es lo que tenemos delante, en el televisor, en la prensa, en la radio, cada día. Cien más cien mentiras. Y más.
Cada vez que un político hace una declaración, no soy capaz de ver mas allá, ni siquiera de atender a lo que está diciendo; solo veo y oigo falsedad, cinismo, MENTIRAS. Por supuesto que siento una profunda desafección, por supuesto que pienso que la clase política tiene mucho que ver con la crisis, por supuesto que creo que hace falta una renovación profunda.
También estoy de acuerdo con los que dicen que la crisis es mucho más que económica. Hemos perdido los papeles y los valores. Por eso me parece una burda mentira y un insulto a la inteligencia que se atrevan a decir que el año 2014 será el año de la recuperación. El daño hecho a la sociedad en su conjunto, a la educación, a la sanidad, a los derechos laborales adquiridos después de muchos años, tardarán mucho más años en recuperarse. La imagen de que todo vale, "porque todos lo hacen", tardará mucho tiempo en desaparecer pero el "porque todos lo hacen" no justifica nada. Así, todas las consecuencias de la crisis, que no solo son económicas, tardarán mucho tiempo en volver a su lugar.
Seis millones de puestos de trabajo no se recuperan tan fácilmente. ¿La prioridad es la creación de empleo? ¡Otra mentira! Otra de tantas, de los que prometen hacer y no hacen, de los que iban a pedir explicaciones si no cumplían y no hacen nada. Tan malo es el que hace, como el que mira y no dice nada.
¿Y la sociedad? Habíamos esperado callados, en mi opinión demasiado; nada nos sorprendía, no saltábamos del sofá de indignación y salíamos a la calle de manera pacífica... y los mentirosos ¡tan contentos!
Pero ¡ya basta! Algunos han reaccionado, no quieren oír más mentiras y los mentirosos se rasgan las vestiduras ¿qué esperaban?
Hemos perdido el trabajo, las casas,vamos camino de quedarnos sin la sanidad y la educación universal y gratuita, incluso en los colegios se organizan colectas para que niños que van sin desayunar al colegio, puedan comer algo..¿Cómo no íbamos a perder los nervios? ¿Cuánta paciencia más tenemos que tener?
El cristal con el que hoy miro la realidad que me rodea es más oscuro del que acostumbro, aunque no pierdo la esperanza. Pienso actuar, no quedarme callada, salir a la calle y buscar otros cristales para mostrarlos aquí. Siempre hay algo por lo que merece la pena luchar, como dice Sabina, que siempre tiene la frase adecuada: "Más de cien palabras, más de cien motivos, para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos..."aunque en este caso MÁS DE CIEN MENTIRAS que ya no valen la pena.
Cada vez que un político hace una declaración, no soy capaz de ver mas allá, ni siquiera de atender a lo que está diciendo; solo veo y oigo falsedad, cinismo, MENTIRAS. Por supuesto que siento una profunda desafección, por supuesto que pienso que la clase política tiene mucho que ver con la crisis, por supuesto que creo que hace falta una renovación profunda.
También estoy de acuerdo con los que dicen que la crisis es mucho más que económica. Hemos perdido los papeles y los valores. Por eso me parece una burda mentira y un insulto a la inteligencia que se atrevan a decir que el año 2014 será el año de la recuperación. El daño hecho a la sociedad en su conjunto, a la educación, a la sanidad, a los derechos laborales adquiridos después de muchos años, tardarán mucho más años en recuperarse. La imagen de que todo vale, "porque todos lo hacen", tardará mucho tiempo en desaparecer pero el "porque todos lo hacen" no justifica nada. Así, todas las consecuencias de la crisis, que no solo son económicas, tardarán mucho tiempo en volver a su lugar.
Seis millones de puestos de trabajo no se recuperan tan fácilmente. ¿La prioridad es la creación de empleo? ¡Otra mentira! Otra de tantas, de los que prometen hacer y no hacen, de los que iban a pedir explicaciones si no cumplían y no hacen nada. Tan malo es el que hace, como el que mira y no dice nada.
¿Y la sociedad? Habíamos esperado callados, en mi opinión demasiado; nada nos sorprendía, no saltábamos del sofá de indignación y salíamos a la calle de manera pacífica... y los mentirosos ¡tan contentos!
Pero ¡ya basta! Algunos han reaccionado, no quieren oír más mentiras y los mentirosos se rasgan las vestiduras ¿qué esperaban?
Hemos perdido el trabajo, las casas,vamos camino de quedarnos sin la sanidad y la educación universal y gratuita, incluso en los colegios se organizan colectas para que niños que van sin desayunar al colegio, puedan comer algo..¿Cómo no íbamos a perder los nervios? ¿Cuánta paciencia más tenemos que tener?
El cristal con el que hoy miro la realidad que me rodea es más oscuro del que acostumbro, aunque no pierdo la esperanza. Pienso actuar, no quedarme callada, salir a la calle y buscar otros cristales para mostrarlos aquí. Siempre hay algo por lo que merece la pena luchar, como dice Sabina, que siempre tiene la frase adecuada: "Más de cien palabras, más de cien motivos, para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos..."aunque en este caso MÁS DE CIEN MENTIRAS que ya no valen la pena.
miércoles, 20 de marzo de 2013
Una responsabilidad de todos
Os quiero presentar a Hugo, trabaja conmigo. Hugo es un
chico con Síndrome de Down. Os lo cuento lo primero porque seguramente, si un
día le vierais trabajando, también sería lo primero en lo que os
fijaríais.
Pero es mucho más. Es la
prueba de que el que quiere, puede. Y tiene un cristal diferente para
mirar el mundo, lo que le hace muy especial para este blog.
Cuando no tiene que trabajar, acude a la Asociación Down de
Valladolid. Allí se forma, trabaja sus habilidades, estudia, juega y aprende.
Por la tarde va a música, toca el piano, y va a clases de informática, donde
aprende a manejar una tablet. En ella apunta todas sus obligaciones, las fechas
importantes, y los deberes.
Le gusta mucho
trabajar: “Me siento emocionado y contento cuando voy. El último día (antes de
las vacaciones) estaba un poco triste y me ayudaron mis padres. Con el dinero que gane quiero comprarme un
Honda Civic con tres puertas.”
Noelia es la responsable de Empleo con Apoyo de la
asociación, como el trabajo de Hugo no es constante, cada vez que retoma la
actividad necesita unos días de adaptación y ella le ayuda, incluso por las
tardes, en la asociación repasan las cosas que más trabajo le cuestan. Para
ella, estas iniciativas de inserción laboral de los chicos con Síndrome de Down
son importantísimas: “Son una prueba de madurez en los diferentes ámbitos de su
vida; familiar, social… ellos ven que son capaces de trabajar como lo hacen sus
hermanos, los chicos de su edad. Además es un paso más hacia la autonomía
personal. La autoestima de los chicos aumenta, así como su capacidad para las
relaciones sociales.”
Que Hugo pueda formar parte de un equipo de trabajo es una
responsabilidad de todos. La Asociación Down Valladolid realiza una labor muy
dura en pro de la inserción laboral, es, como he dicho antes, un paso más hacia la autonomía. Los chicos
como Hugo trabajan mucho desde pequeños y es quizás el momento de trabajar uno
de los más importantes, en los que comprueban que todo ese trabajo da sus
frutos. Y por supuesto hace falta el
compromiso de la sociedad para el final sea el deseado.
Estamos en una época difícil. Todos debemos poner nuestro
granito de arena. Precisamente la crisis hace que tengamos otras prioridades y
que olvidemos a Asociaciones como esta, que trabajan para ayudar a los demás.
Tener a Hugo con nosotros, no sólo le beneficia a él. El
ambiente mejora notablemente cuando está
trabajando. Ver el esfuerzo que realiza y las ganas que pone nos
contagia irremediablemente. Al principio, la idea de que una persona con
síndrome de Down viniera a trabajar nos dividía un poco… ¿Cómo tendríamos que
actuar? ¿Qué se esperaba de nosotras? Son preguntas que ya nos quedan bastante
lejos.
Espero haber removido alguna conciencia y añadir un cristal
nuevo para que miréis el mundo. El de las oportunidades, porque esforzándose,
todo es posible. ;)
Os dejo un link con la página de la Asociación, por si
queréis echar un vistazo:
www.sindromedown.net
miércoles, 6 de marzo de 2013
Viajar
El título es escueto sí, pero dice mucho. Los viajes -los que se hacen por placer- constituyen, en mi opinión, una pequeña revolución del mundo contemporáneo.
Viajar se ha convertido en una vía de escape a la que pocos queremos renunciar, incluso en tiempos de crisis. Nos fastidia tener vacaciones y no poder viajar a otro lugar. No solo son una manera de alejarnos del mundanal ruido y de la rutina, son también una fuente inagotable de conocimiento y cultura, una manera de abrir la mente, de ver las cosas con un cristal de otro color, de mirar con perspectiva nuestro lugar de origen y por supuesto una experiencia enriquecedora desde la puerta de casa, hasta que se pisa de nuevo el umbral de la puerta.
No importa si el lugar que nos acoge está cerca o lejos. Siempre es diferente. Para sacarle el máximo partido a viaje, hay que estar bien despierto.Aunque está bien hacer fotografías para el recuerdo, todo lo que se consiga almacenar en la memoria, será más valioso que cualquiera de las fotos, ya que, por muy bonitas que sean, nunca abarcaran la inmensidad de un paisaje, el olor de una ciudad, su velocidad, el color del cielo... el recuerdo más vivo no está en la foto, aunque ayuda mucho ;).
Me siento muy afortunada por los viajes que he realizado, teniendo en cuenta mi edad. No sólo por el hecho en sí de haber podido viajar, también porque ninguno de esos viajes me ha defraudado, ninguno me ha dejado indiferente y a todos y cada uno de esos lugares querría volver, para poder exprimir la experiencia un poco más. Como decía, me siento tremendamente afortunada. Un ejemplo; crucé el charco con 20 años, algo que no mucha gente de generaciones previas a la mía puede decir. Cuando volví, pensé que la vida me había cambiado: CUBA. ¡Qué país! Y efectivamente fue así; -aunque no en el sentido que, en principio había pensado, cosas de la edad-.
Los viajes cambian la vida, eso está claro, pero no inmadiatamente, -aunque el jet-lag y diez días de mojitos dejan impronta- más bien es una cosa reposada; se acumula un bagaje en la maleta, que hace que las ganas de ver más y conocer más, crezcan y crezcan hasta límites insospechados.
Los viajes más lejanos, como no puede ser de otra forma, impactan más. No quiero decir que París no sea absolutamente impresionante, que lo es, pero el choque contra las propias ideas preconcebidas no es tan grande. El cambio de continente, por el contrario, supone una bofetada a todo lo que se puede llevar previamente en la cabeza.
Eso es lo que hace que de mayor no quiera ser otra cosa que viajera. Quiero sentir esa bofetada mil veces más,que una manera diferente de hacer las cosas, de entender la vida y de comprender el mundo se plante delante de mi. ¿Uno de mis destinos preferidos? ÁFRICA, recomendado a todos los que viven con el reloj siempre apremiando. Allí el tiempo se ha detenido.
Esta entrada ha sido un alegato a favor de los grandes destinos, pero no quiero olvidarme de lo que tenemos en casa, que es mucho y muy variado. Y como no siempre tenemos el tiempo y el dinero para marcharnos lejos, debemos aprovechar todo lo que nuestra tierra, de grandes contrastes, nos ofrece. Hablaré otro día de ello.
En resumen, viajad, viajad, y viajad. Conoced nuevos sitios y disfrutad de ellos. Que el color del cristal con el que miráis el mundo, cambie cada vez que volváis a casa y acumulad muchas imágenes increíbles en la retina.
En unos días os enseñaré una recopilación de imágenes viajeras ;).
Viajar se ha convertido en una vía de escape a la que pocos queremos renunciar, incluso en tiempos de crisis. Nos fastidia tener vacaciones y no poder viajar a otro lugar. No solo son una manera de alejarnos del mundanal ruido y de la rutina, son también una fuente inagotable de conocimiento y cultura, una manera de abrir la mente, de ver las cosas con un cristal de otro color, de mirar con perspectiva nuestro lugar de origen y por supuesto una experiencia enriquecedora desde la puerta de casa, hasta que se pisa de nuevo el umbral de la puerta.
No importa si el lugar que nos acoge está cerca o lejos. Siempre es diferente. Para sacarle el máximo partido a viaje, hay que estar bien despierto.Aunque está bien hacer fotografías para el recuerdo, todo lo que se consiga almacenar en la memoria, será más valioso que cualquiera de las fotos, ya que, por muy bonitas que sean, nunca abarcaran la inmensidad de un paisaje, el olor de una ciudad, su velocidad, el color del cielo... el recuerdo más vivo no está en la foto, aunque ayuda mucho ;).
Me siento muy afortunada por los viajes que he realizado, teniendo en cuenta mi edad. No sólo por el hecho en sí de haber podido viajar, también porque ninguno de esos viajes me ha defraudado, ninguno me ha dejado indiferente y a todos y cada uno de esos lugares querría volver, para poder exprimir la experiencia un poco más. Como decía, me siento tremendamente afortunada. Un ejemplo; crucé el charco con 20 años, algo que no mucha gente de generaciones previas a la mía puede decir. Cuando volví, pensé que la vida me había cambiado: CUBA. ¡Qué país! Y efectivamente fue así; -aunque no en el sentido que, en principio había pensado, cosas de la edad-.
Los viajes cambian la vida, eso está claro, pero no inmadiatamente, -aunque el jet-lag y diez días de mojitos dejan impronta- más bien es una cosa reposada; se acumula un bagaje en la maleta, que hace que las ganas de ver más y conocer más, crezcan y crezcan hasta límites insospechados.
Los viajes más lejanos, como no puede ser de otra forma, impactan más. No quiero decir que París no sea absolutamente impresionante, que lo es, pero el choque contra las propias ideas preconcebidas no es tan grande. El cambio de continente, por el contrario, supone una bofetada a todo lo que se puede llevar previamente en la cabeza.
Eso es lo que hace que de mayor no quiera ser otra cosa que viajera. Quiero sentir esa bofetada mil veces más,que una manera diferente de hacer las cosas, de entender la vida y de comprender el mundo se plante delante de mi. ¿Uno de mis destinos preferidos? ÁFRICA, recomendado a todos los que viven con el reloj siempre apremiando. Allí el tiempo se ha detenido.
Esta entrada ha sido un alegato a favor de los grandes destinos, pero no quiero olvidarme de lo que tenemos en casa, que es mucho y muy variado. Y como no siempre tenemos el tiempo y el dinero para marcharnos lejos, debemos aprovechar todo lo que nuestra tierra, de grandes contrastes, nos ofrece. Hablaré otro día de ello.
En resumen, viajad, viajad, y viajad. Conoced nuevos sitios y disfrutad de ellos. Que el color del cristal con el que miráis el mundo, cambie cada vez que volváis a casa y acumulad muchas imágenes increíbles en la retina.
En unos días os enseñaré una recopilación de imágenes viajeras ;).
domingo, 24 de febrero de 2013
Cosas que hacer un domingo
Los domingos son de esas cosas que provocan amor y odio en igual medida. Es el día de mayor relax para algunos, sin preocupaciones, y de más agobio para otros, con el nerviosismo de que la semana empieza de nuevo.
Podemos llevar a cabo algunas actividades que, tanto si nos gusta como si no el domingo, hagan de él un día entretenido, ameno, que cumpla su función, y nos haga olvidar el frenético ritmo de la semana .
Empecemos por el principio.
Por la mañana. Levantarse dependerá mucho de lo que hayamos hecho el sábado por la noche; en cualquier caso, no puede ser motivo de agobio. El despertador no tiene cabida en los domingos. Podemos, eso sí, levantarnos a una hora temprana para ir a desayunar fuera, que nos sirvan un café riquísimo, tostadas a la plancha o incluso churros, mientras disfrutamos de la calle silenciosa y vacía...es un placer inmenso.
La otra cara de la moneda también merece la pena. Deleitarse entre las sábanas hasta bien entrado el día; tanto, que el desayuno ya no tiene lugar.
Cualquiera que sea la opción elegida, puede ir acompañada de un paseo matutino, por un parque o por el campo, pseudo-deportivo que relaje, pare el tiempo, y abra el apetito.
Y como tendremos buen apetito, otra de las cosas que debemos hacer los domingos es disfrutar de la comida. No es que tenga que ser especial, no. Simplemente debemos disfrutarla, ya que a diario, comemos rápido y mal, y no tenemos tiempo ni de saborear lo que comemos.
Aquí viene la parte más importante del día: El domingo por la tarde.Tanto si hemos madrugado para salir a desayunar, como si hemos elegido la opción de remolonear, un ratito de sofá después de comer es casi obligado. Los que eligieran la primera alternativa, pueden disfrutar incluso de una siesta.
Tras la siesta, este domingo por la tarde, provoca, como decía al principio, odios y amores.
Muchas son las actividades que podemos realizar, por ejemplo, un paseo. Si el que proponía por la mañana era más "deportivo", este de por la tarde debe ser relajado. Ir al centro de la ciudad, observar y disfrutar de sus calles, conocer rincones nuevos, y hacer alguna fotografía curiosa.
Pero si, como hoy, la climatología es adversa, os propongo mi plan favorito: El Cine. El cine es un plan perfecto para las tardes de domingo invernales y/o lluviosas. Que nos cuenten una historia, si es buena mejor, y que, por un par de horas, nos olvidemos de nuestra propia historia y nos centremos en la que ocurre en la pantalla, es uno de los mayores placeres de los domingos. No tenemos porque ir a las salas, existen alternativas más baratas (y legales) que nos permiten disfrutar de buenas historias sin salir de casa. (Aprovecho para contaros que mi próxima entrada, tratará sobre el séptimo arte)
En resumen, que el domingo no puede ser motivo de agobios ni de tristezas, todo lo contrario, para eso ya están los lunes. Debemos sacarle el máximo rendimiento, descansar, tomar el aire, ponernos al día de la actualidad, comer bien, ver, oír y sentir una buena historia, hablar con los que a menudo no tenemos tiempo, disfrutar de nuestra cosa y del sofá y finalmente coger fuerzas y perspectiva, para afrontar la semana que empieza de la mejor manera posible.
Os deseo un feliz domingo!
Podemos llevar a cabo algunas actividades que, tanto si nos gusta como si no el domingo, hagan de él un día entretenido, ameno, que cumpla su función, y nos haga olvidar el frenético ritmo de la semana .
Empecemos por el principio.
Por la mañana. Levantarse dependerá mucho de lo que hayamos hecho el sábado por la noche; en cualquier caso, no puede ser motivo de agobio. El despertador no tiene cabida en los domingos. Podemos, eso sí, levantarnos a una hora temprana para ir a desayunar fuera, que nos sirvan un café riquísimo, tostadas a la plancha o incluso churros, mientras disfrutamos de la calle silenciosa y vacía...es un placer inmenso.
La otra cara de la moneda también merece la pena. Deleitarse entre las sábanas hasta bien entrado el día; tanto, que el desayuno ya no tiene lugar.
Cualquiera que sea la opción elegida, puede ir acompañada de un paseo matutino, por un parque o por el campo, pseudo-deportivo que relaje, pare el tiempo, y abra el apetito.
Y como tendremos buen apetito, otra de las cosas que debemos hacer los domingos es disfrutar de la comida. No es que tenga que ser especial, no. Simplemente debemos disfrutarla, ya que a diario, comemos rápido y mal, y no tenemos tiempo ni de saborear lo que comemos.
Aquí viene la parte más importante del día: El domingo por la tarde.Tanto si hemos madrugado para salir a desayunar, como si hemos elegido la opción de remolonear, un ratito de sofá después de comer es casi obligado. Los que eligieran la primera alternativa, pueden disfrutar incluso de una siesta.
Tras la siesta, este domingo por la tarde, provoca, como decía al principio, odios y amores.
Muchas son las actividades que podemos realizar, por ejemplo, un paseo. Si el que proponía por la mañana era más "deportivo", este de por la tarde debe ser relajado. Ir al centro de la ciudad, observar y disfrutar de sus calles, conocer rincones nuevos, y hacer alguna fotografía curiosa.
Pero si, como hoy, la climatología es adversa, os propongo mi plan favorito: El Cine. El cine es un plan perfecto para las tardes de domingo invernales y/o lluviosas. Que nos cuenten una historia, si es buena mejor, y que, por un par de horas, nos olvidemos de nuestra propia historia y nos centremos en la que ocurre en la pantalla, es uno de los mayores placeres de los domingos. No tenemos porque ir a las salas, existen alternativas más baratas (y legales) que nos permiten disfrutar de buenas historias sin salir de casa. (Aprovecho para contaros que mi próxima entrada, tratará sobre el séptimo arte)
Os deseo un feliz domingo!
jueves, 21 de febrero de 2013
Vuelva usted mañana, 200 años después
Desde que se publicó este famoso
artículo, muchísimos son los ingenios y adelantos en los que hemos trabajado
para hacer nuestra vida más fácil, nuestros viajes más rápidos, nuestras
comunicaciones instantáneas –literalmente hablando- por muy lejos que esté nuestro
interlocutor. Se sorprendería Larra al
ver como la palabra actualidad, cobra, a día de hoy, pleno significado y la
información ha logrado llegar en tiempo real al público.
Y se sorprendería de igual modo, o
incluso más, al ver cómo muchos de esos espectaculares progresos de los que
hemos sido capaces, pasan inadvertidos a ciertos sectores, y su “vuelva usted mañana” invade todos los
niveles de la administración pública, por ejemplo, de manera habitual sin que
nadie se ponga rojo de la vergüenza. Y es
que la pereza sigue siendo uno de nuestros
principales defectos; ¡para que agobiarse hoy, si se puede hacer mañana!
Y así nos va.
Mención
especial merecen las Universidades, representantes de lo más granado de
cada Estado, responsables de la formación superior y última de las generaciones
que llegan, que gobernarán, y que tomarán decisiones por todos y cada uno de
nosotros. Responsables también de la
investigación más puntera, que acogen cada año- después de un riguroso proceso
de selección- a miles de jóvenes
preparadísimos que formarán la élite
socioeconómica y política del país, y que inexplicablemente se permite el lujo
de cerrar a cal y canto sus puertas durante un mes y no prestar ningún tipo de
servicio desde el 31 de julio hasta el 1 de septiembre, con los problemas que
conlleva arrancar desde cero una maquinaria tan grande.
La Universidad vive de unas rentas bien ancladas de las que poco queda
ya, es la sombra de aquella institución nacida en el siglo XIII , cuando solo
se formaba una verdadera élite y haber pasado por ella era una verdadera
garantía. En la actualidad la Universidad no es sinónimo de élites (me refiero
siempre al intelecto) y haber pasado por ella no garantiza absolutamente nada,
ya que digo bien, muchos solo han pasado por allí. Y por supuesto no cubre las
expectativas que de una Institución de ese tamaño, de esa historia y de esa
importancia, se esperan.
Pero no es la pereza un pecado que
cometa solo lo público. Lo privado, donde estamos la mayoría, tiene aún ciertos
recodos, que también permanecen inherentes a los cambios, progresos y
facilidades de la vida moderna. Me refiero, por ejemplo, a los servicios
telefónicos de atención al cliente que toda empresa que se precie, tiene. Cuanto más grande sea la empresa,
¡peor!; no hay duda. ¿ Cómo es posible, con la velocidad que hemos logrado en
la transmisión de datos, que en una misma llamada, que dura como mucho 10
minutos – 3 de conversación y 7 de espera- te pasen con 4 operadores distintos
de sendos departamentos, a todos haya que darle nombre y dni, y ninguno pueda
ayudarte porque no es de su competencia?
Reconozco que cada vez que me
llaman para ofrecerme un servicio nuevo –para eso sí que tienen la última
tecnología- siento la tentación de hacer
lo mismo, pero después pienso que no puedo perder el tiempo, pues lo necesito
para esperar la cola del banco, la de la Consejería de vivienda, la de la
secretaría de la Universidad y por supuesto para volver mañana, porque es
imposible que desde mi casa, aunque tenga la mejor de las conexiones, aunque
tenga todos los certificados digitales del mundo, consiga hacer un solo
trámite.
Si Larra levantara la cabeza,
seguro que lo escribiría otra vez, doscientos años después, mucho mejor que una
servidora.
jueves, 14 de febrero de 2013
El año de la serpiente
El pasado domingo 10 de febrero comenzó el nuevo año chino. El año de la serpiente. No es que de repente me guíe por este calendario, ni mucho menos, pero me pareció una segunda oportunidad para empezar con buen pie.
Para nosotros en occidente, la serpiente, no tiene un significado en principio "bueno". Llamar serpiente a alguien, o decir de una persona que es una víbora, más bien significa todo lo contrario. Pero el año nuevo chino es una año de buena suerte, que tiene aspectos positivos y que está muy relacionado con la sabiduría.
¡Perfecto! Creo que está visión nos va a venir bien. Y repito, no es que ahora me atraiga la cultura china por encima de todo, más bien, pienso que debemos aprovechar las bondades del mundo globalizado en el que vivimos.
Porque muchos se empeñan en que este año 2013 (el que empezó el 1 de enero) iba a ser peor aún que el anterior, incluso los supersticiosos no ven ni un pequeño rayo de esperanza en el 13.
Hay que ser realista, no lo tenemos todo a favor. Las cosas se han ido poniendo feas, sí. Y este primer mes y medio no nos ha dejado precisamente buenos augurios. Pero todo depende del cristal con el que miremos.
¿Por qué no el cristal de la sabiduría? ¿Por qué no el de la buena suerte? El del trabajo, el del esfuerzo, el de la justicia y el del "entre todos podemos salir adelante". Podría ser una manera de empezar el año, aunque sea el 14 de febrero. Podemos volver a formular los propósitos y por supuesto, llevarlos a cabo.
Para mí, el cristal más importante con el que deberíamos afrontar el año nuevo es el de la RESPONSABILIDAD. Uno de los que mejor nos vendría en estos momentos, y uno de los que hemos dejado caer en el olvido con más frecuencia. Responsables con nuestros propios actos, pero también responsables de no dejar que los que tienen las mayores obligaciones para con los ciudadanos que los eligieron, no cumplan con ellas.
No me explico como hemos llegado a esta situación, adormecida, en la que no saltamos del sofá cuando oímos las barbaridades de estas últimas semanas.
Pues bien, por esto empecé diciendo que me parecía una segunda oportunidad ¡Feliz año de la serpiente! Espero que este 2013, aunque sea con retraso, nos traiga cosas buenas, que falta nos hacen; empecemos a tomarnos en serio nuestros propósitos, que también ayuda bastante.
Para nosotros en occidente, la serpiente, no tiene un significado en principio "bueno". Llamar serpiente a alguien, o decir de una persona que es una víbora, más bien significa todo lo contrario. Pero el año nuevo chino es una año de buena suerte, que tiene aspectos positivos y que está muy relacionado con la sabiduría.
¡Perfecto! Creo que está visión nos va a venir bien. Y repito, no es que ahora me atraiga la cultura china por encima de todo, más bien, pienso que debemos aprovechar las bondades del mundo globalizado en el que vivimos.
Porque muchos se empeñan en que este año 2013 (el que empezó el 1 de enero) iba a ser peor aún que el anterior, incluso los supersticiosos no ven ni un pequeño rayo de esperanza en el 13.
Hay que ser realista, no lo tenemos todo a favor. Las cosas se han ido poniendo feas, sí. Y este primer mes y medio no nos ha dejado precisamente buenos augurios. Pero todo depende del cristal con el que miremos.
¿Por qué no el cristal de la sabiduría? ¿Por qué no el de la buena suerte? El del trabajo, el del esfuerzo, el de la justicia y el del "entre todos podemos salir adelante". Podría ser una manera de empezar el año, aunque sea el 14 de febrero. Podemos volver a formular los propósitos y por supuesto, llevarlos a cabo.
Para mí, el cristal más importante con el que deberíamos afrontar el año nuevo es el de la RESPONSABILIDAD. Uno de los que mejor nos vendría en estos momentos, y uno de los que hemos dejado caer en el olvido con más frecuencia. Responsables con nuestros propios actos, pero también responsables de no dejar que los que tienen las mayores obligaciones para con los ciudadanos que los eligieron, no cumplan con ellas.
No me explico como hemos llegado a esta situación, adormecida, en la que no saltamos del sofá cuando oímos las barbaridades de estas últimas semanas.
Pues bien, por esto empecé diciendo que me parecía una segunda oportunidad ¡Feliz año de la serpiente! Espero que este 2013, aunque sea con retraso, nos traiga cosas buenas, que falta nos hacen; empecemos a tomarnos en serio nuestros propósitos, que también ayuda bastante.
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