miércoles, 6 de marzo de 2013

Viajar

El título es escueto sí, pero dice mucho. Los viajes -los que se hacen por placer- constituyen, en mi opinión, una pequeña revolución del mundo contemporáneo.

Viajar se ha convertido en una vía de escape a la que pocos queremos renunciar, incluso en tiempos de crisis. Nos fastidia tener vacaciones y no poder viajar a otro lugar. No solo son una manera de alejarnos del mundanal ruido y de la rutina, son también una fuente inagotable de conocimiento y cultura, una manera de abrir la mente, de ver las cosas con un cristal de otro color, de mirar con perspectiva nuestro lugar de origen y por supuesto una experiencia enriquecedora desde la puerta de casa, hasta que se pisa de nuevo el umbral de la puerta.

No importa si el lugar que nos acoge está cerca o lejos. Siempre es diferente. Para sacarle el máximo partido a viaje, hay que estar bien despierto.Aunque está bien hacer fotografías para el recuerdo, todo lo que  se consiga almacenar en la memoria, será más valioso que cualquiera de las fotos, ya que, por muy bonitas que sean, nunca abarcaran la inmensidad de un paisaje, el olor de una ciudad, su velocidad, el color del cielo... el recuerdo más vivo no está en la foto, aunque ayuda mucho ;).

Me siento muy afortunada por los viajes que he realizado, teniendo en cuenta mi edad. No sólo por el hecho en sí de haber podido viajar, también porque ninguno de esos viajes me ha defraudado, ninguno me ha dejado indiferente y a todos y cada uno de esos lugares querría volver, para poder exprimir la experiencia un poco más. Como decía, me siento tremendamente afortunada. Un ejemplo; crucé el charco con 20 años, algo que no mucha gente de generaciones previas a la mía puede decir. Cuando volví, pensé que la vida me había cambiado: CUBA. ¡Qué país! Y efectivamente fue así; -aunque no en el sentido que, en principio había pensado, cosas de la edad-.
Los viajes cambian la vida, eso está claro,  pero no inmadiatamente, -aunque el jet-lag y diez días de mojitos dejan impronta- más bien es una cosa reposada; se acumula un bagaje en la maleta, que hace que las ganas de ver más y conocer más, crezcan y crezcan hasta límites insospechados.

Los viajes más lejanos, como no puede ser de otra forma, impactan más. No quiero decir que París no sea absolutamente  impresionante, que lo es,  pero el choque contra las propias ideas preconcebidas no es tan grande. El cambio de continente, por el contrario, supone una bofetada a todo lo que se puede llevar previamente en la cabeza.

Eso es lo que hace que de mayor no quiera ser otra cosa que viajera. Quiero sentir esa bofetada mil veces más,que una manera diferente de hacer las cosas, de entender la vida y de comprender el mundo se plante delante de mi. ¿Uno de mis destinos preferidos? ÁFRICA, recomendado a todos los que viven con el reloj siempre apremiando. Allí el tiempo se ha detenido.

Esta entrada ha sido un alegato a favor de los grandes destinos, pero no quiero olvidarme de lo que tenemos en casa, que es mucho y muy variado. Y como no siempre tenemos el tiempo y el dinero para marcharnos lejos, debemos aprovechar todo lo que nuestra tierra, de grandes contrastes, nos ofrece. Hablaré otro día de ello.

En resumen, viajad, viajad, y viajad. Conoced nuevos sitios y disfrutad de ellos. Que el color del cristal con el que miráis el mundo, cambie cada vez que volváis a casa y acumulad muchas imágenes increíbles en la retina.


En unos días os enseñaré una recopilación de imágenes viajeras ;).








4 comentarios:

  1. Eso es viajar...acumular bagaje. Sin más.

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  2. "que el cristal con el que miráis el mundo cambie cada vez que volvais a casa". Me encanta esta reflexión!

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  3. Viajar ayuda a cambiar el color del cristal!!

    Nos vamos de viaje??

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  4. Me gusta tu reflexión... aquí te dejo un destino que deberías realizar este año si o si... Edimburgo!!! no es cuba con sus mojitos pero tiene buena cerveza y whisky :-)

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