domingo, 24 de febrero de 2013

Cosas que hacer un domingo

Los domingos son de esas cosas que provocan amor y odio en igual medida. Es el día de mayor relax para algunos, sin preocupaciones, y de más agobio para otros, con el nerviosismo de que la semana empieza de nuevo.

Podemos llevar a cabo algunas actividades que, tanto si nos gusta como si no el domingo, hagan de él un día entretenido, ameno, que cumpla su función, y nos haga olvidar el frenético ritmo de la semana .

Empecemos por el principio.

Por la mañana. Levantarse dependerá mucho de lo que hayamos hecho el sábado por la noche; en cualquier caso, no puede ser motivo de agobio. El despertador no tiene cabida en los domingos. Podemos, eso sí, levantarnos a una hora temprana para ir a desayunar fuera, que nos sirvan un café riquísimo, tostadas a la plancha o incluso churros, mientras disfrutamos de la calle silenciosa y vacía...es un placer inmenso.
La otra cara de la moneda también merece la pena. Deleitarse entre las sábanas hasta bien entrado el día; tanto, que el desayuno ya no tiene lugar.
Cualquiera que sea la opción elegida, puede ir acompañada de un paseo matutino, por un parque o por el campo, pseudo-deportivo que relaje, pare el tiempo, y abra el apetito.

Y como tendremos buen apetito, otra de las cosas que debemos hacer los domingos es disfrutar de la comida. No es que tenga que ser especial, no. Simplemente debemos disfrutarla, ya que a diario, comemos rápido y mal, y no tenemos tiempo ni de saborear lo que comemos.

Aquí viene la parte más importante del día: El domingo por la tarde.Tanto si hemos madrugado para salir a desayunar, como si hemos elegido la opción de remolonear, un ratito de sofá después de comer es casi obligado. Los que eligieran la primera alternativa, pueden disfrutar incluso de una siesta.
Tras la siesta, este domingo por la tarde, provoca, como decía al principio, odios y amores.
Muchas son las actividades que podemos realizar, por ejemplo, un paseo. Si el que proponía por la mañana era más "deportivo", este de por la tarde debe ser relajado. Ir al centro de la ciudad, observar y disfrutar de sus calles, conocer rincones nuevos, y hacer alguna fotografía curiosa.
Pero si, como hoy, la climatología es adversa, os propongo mi plan favorito: El Cine. El cine es un plan perfecto para las tardes de domingo invernales y/o lluviosas. Que nos cuenten una historia, si es buena mejor, y que, por un par de horas,  nos olvidemos de nuestra propia historia y nos centremos en la que ocurre en la pantalla, es uno de los mayores placeres de los domingos. No tenemos porque ir a las salas, existen alternativas más baratas (y legales) que nos permiten disfrutar de buenas historias sin salir de casa. (Aprovecho para contaros que mi próxima entrada, tratará sobre el séptimo arte)

En resumen, que el domingo no puede ser motivo de agobios ni de tristezas, todo lo contrario, para eso ya están los lunes. Debemos sacarle el máximo rendimiento,  descansar, tomar el aire, ponernos al día de la actualidad, comer bien, ver, oír y sentir una buena historia, hablar con los que a menudo no tenemos tiempo, disfrutar de nuestra cosa y del sofá y finalmente coger fuerzas y perspectiva, para afrontar la semana que empieza de la mejor manera posible.

Os deseo un feliz domingo!














jueves, 21 de febrero de 2013

Vuelva usted mañana, 200 años después




Después de mucho pensar en este titular,  he de disculparme, pues no se me ha ocurrido nada  mejor  para esta situación, ya relatada por Larra pero que pervive, tal y como él la describió hace ya casi 200 años.
Desde que se publicó este famoso artículo, muchísimos son los ingenios y adelantos en los que hemos trabajado para hacer nuestra vida más fácil, nuestros viajes más rápidos, nuestras comunicaciones instantáneas –literalmente hablando- por muy lejos que esté nuestro interlocutor.  Se sorprendería Larra al ver como la palabra actualidad, cobra, a día de hoy, pleno significado y la información ha logrado llegar en tiempo real al público.
Y se sorprendería de igual modo, o incluso más, al ver cómo muchos de esos espectaculares progresos de los que hemos sido capaces, pasan inadvertidos a ciertos sectores,  y su “vuelva usted mañana” invade todos los niveles de la administración pública, por ejemplo, de manera habitual sin que nadie se ponga rojo de la vergüenza.   Y es que la pereza sigue siendo uno de nuestros  principales defectos; ¡para que agobiarse hoy, si se puede hacer mañana! Y así nos va.
 Mención  especial merecen las Universidades, representantes de lo más granado de cada Estado, responsables de la formación superior y última de las generaciones que llegan, que gobernarán, y que tomarán decisiones por todos y cada uno de nosotros.  Responsables también de la investigación más puntera, que acogen cada año- después de un riguroso proceso de selección-  a miles de jóvenes preparadísimos  que formarán la élite socioeconómica y política del país, y que inexplicablemente se permite el lujo de cerrar a cal y canto sus puertas durante un mes y no prestar ningún tipo de servicio desde el 31 de julio hasta el 1 de septiembre, con los problemas que conlleva arrancar desde cero una maquinaria tan grande.
  La Universidad vive de unas rentas bien ancladas de las que poco queda ya, es la sombra de aquella institución nacida en el siglo XIII , cuando solo se formaba una verdadera élite y haber pasado por ella era una verdadera garantía. En la actualidad la Universidad no es sinónimo de élites (me refiero siempre al intelecto) y haber pasado por ella no garantiza absolutamente nada, ya que digo bien, muchos solo han pasado por allí. Y por supuesto no cubre las expectativas que de una Institución de ese tamaño, de esa historia y de esa importancia, se esperan.
Pero no es la pereza un pecado que cometa solo lo público. Lo privado, donde estamos la mayoría, tiene aún ciertos recodos, que también permanecen inherentes a los cambios, progresos y facilidades de la vida moderna. Me refiero, por ejemplo, a los servicios telefónicos de atención al cliente que toda empresa que se precie,  tiene. Cuanto más grande sea la empresa, ¡peor!; no hay duda. ¿ Cómo es posible, con la velocidad que hemos logrado en la transmisión de datos, que en una misma llamada, que dura como mucho 10 minutos – 3 de conversación y 7 de espera- te pasen con 4 operadores distintos de sendos departamentos, a todos haya que darle nombre y dni, y ninguno pueda ayudarte porque no es de su competencia?
Reconozco que cada vez que me llaman para ofrecerme un servicio nuevo –para eso sí que tienen la última tecnología-  siento la tentación de hacer lo mismo, pero después pienso que no puedo perder el tiempo, pues lo necesito para esperar la cola del banco, la de la Consejería de vivienda, la de la secretaría de la Universidad y por supuesto para volver mañana, porque es imposible que desde mi casa, aunque tenga la mejor de las conexiones, aunque tenga todos los certificados digitales del mundo, consiga hacer un solo trámite.
Si Larra levantara la cabeza, seguro que lo escribiría otra vez, doscientos años después, mucho mejor que una servidora.

jueves, 14 de febrero de 2013

El año de la serpiente

El pasado domingo 10 de febrero comenzó el nuevo año chino. El año de la serpiente. No es que de repente me guíe por este calendario, ni mucho menos, pero me pareció una segunda oportunidad para empezar con buen pie.

Para nosotros en occidente, la serpiente, no tiene un significado en principio "bueno". Llamar serpiente a alguien, o decir de una persona que es una víbora, más bien significa todo lo contrario. Pero el año nuevo chino es una año de buena suerte, que tiene aspectos positivos y que está muy relacionado con la sabiduría.

¡Perfecto! Creo que está visión nos va a venir bien. Y repito, no es que ahora me atraiga la cultura china por encima de todo, más bien, pienso que debemos aprovechar las bondades del mundo globalizado en el que vivimos.
Porque  muchos se empeñan en que este año 2013 (el que empezó el 1 de enero) iba a ser peor aún que el anterior, incluso los supersticiosos no ven ni un pequeño rayo de esperanza en el 13.

Hay que ser realista, no lo tenemos todo a favor. Las cosas se han ido poniendo feas, sí. Y este primer mes y medio no nos ha dejado precisamente buenos augurios. Pero todo depende del cristal con el que miremos.
¿Por qué no el cristal de la sabiduría? ¿Por qué no el de la buena suerte? El del trabajo, el del esfuerzo, el de la justicia y el del "entre todos podemos salir adelante". Podría ser una manera de empezar el año, aunque sea el 14 de febrero. Podemos volver a formular los propósitos y por supuesto, llevarlos a cabo.

Para mí, el cristal más importante con el que deberíamos afrontar el año nuevo es el de la RESPONSABILIDAD. Uno de los que mejor nos vendría en estos momentos, y uno de los que hemos dejado caer en el olvido con más frecuencia. Responsables con nuestros propios actos, pero también responsables de no dejar que los que tienen las mayores obligaciones para con los ciudadanos que los eligieron, no cumplan con ellas. 
No me explico como hemos llegado a esta situación, adormecida, en la que no saltamos del sofá cuando oímos las barbaridades de estas últimas semanas.





Pues bien, por esto empecé diciendo que me parecía una segunda oportunidad ¡Feliz año de la serpiente! Espero que este 2013, aunque sea con retraso, nos traiga cosas buenas, que falta nos hacen; empecemos a tomarnos en serio nuestros propósitos, que también ayuda bastante.



viernes, 8 de febrero de 2013

Este es mi blog. Bienvenidos

Hola  a todos!


Me llamo Rebeca y soy la autora de El Cristal con el que se mira. Por fin me decido a cumplir unos de mis propósitos para este 2013 que acaba de empezar: Crear un blog; un blog de actualidad, para todos los públicos, en el que podamos comentar todo lo que queramos, inquietudes,  propuestas, ruegos y preguntas y todo lo que se os ocurra.
Yo iré proponiendo mis inquietudes, tomando la iniciativa, y espero que os unáis  a este proyecto.

¿Por qué un blog? Porque me encanta escribir. Me gusta estar al día de lo que pasa a mi alrededor; en todos los sentidos. Y me gusta involucrarme en todo lo que me rodea, expresar lo que me sugiere, plantear dudas, o alternativas y por supuesto ver, oír y aprender de otros puntos de vista. Porque todo depende del cristal con el que cada uno ve el mundo. Y todas esas visiones, son sumamente enriquecedoras. Por eso espero que me sigáis y que me contéis qué se ve desde vuestro cristal.

Yo os contaré a menudo lo que veo con el mio.