miércoles, 20 de marzo de 2013

Una responsabilidad de todos



Os quiero presentar a Hugo, trabaja conmigo. Hugo es un chico con Síndrome de Down. Os lo cuento lo primero porque seguramente, si un día le vierais trabajando, también sería lo primero en lo que os fijaríais. 
Pero es mucho más. Es la  prueba de que el que quiere, puede. Y tiene un cristal diferente para mirar el mundo, lo que le hace muy especial para este blog.
Cuando no tiene que trabajar, acude a la Asociación Down de Valladolid. Allí se forma, trabaja sus habilidades, estudia, juega y aprende. Por la tarde va a música, toca el piano, y va a clases de informática, donde aprende a manejar una tablet. En ella apunta todas sus obligaciones, las fechas importantes, y los deberes.
 Le gusta mucho trabajar: “Me siento emocionado y contento cuando voy. El último día (antes de las vacaciones) estaba un poco triste y me ayudaron mis padres.  Con el dinero que gane quiero comprarme un Honda Civic con tres puertas.”

Noelia es la responsable de Empleo con Apoyo de la asociación, como el trabajo de Hugo no es constante, cada vez que retoma la actividad necesita unos días de adaptación y ella le ayuda, incluso por las tardes, en la asociación repasan las cosas que más trabajo le cuestan. Para ella, estas iniciativas de inserción laboral de los chicos con Síndrome de Down son importantísimas: “Son una prueba de madurez en los diferentes ámbitos de su vida; familiar, social… ellos ven que son capaces de trabajar como lo hacen sus hermanos, los chicos de su edad. Además es un paso más hacia la autonomía personal. La autoestima de los chicos aumenta, así como su capacidad para las relaciones sociales.”
Que Hugo pueda formar parte de un equipo de trabajo es una responsabilidad de todos. La Asociación Down Valladolid realiza una labor muy dura en pro de la inserción laboral, es, como he dicho antes,  un paso más hacia la autonomía. Los chicos como Hugo trabajan mucho desde pequeños y es quizás el momento de trabajar uno de los más importantes, en los que comprueban que todo ese trabajo da sus frutos. Y por supuesto  hace falta el compromiso de la sociedad para el final sea el deseado.
Estamos en una época difícil. Todos debemos poner nuestro granito de arena. Precisamente la crisis hace que tengamos otras prioridades y que olvidemos a Asociaciones como esta, que trabajan para ayudar a los demás.
Tener a Hugo con nosotros, no sólo le beneficia a él. El ambiente mejora notablemente cuando está  trabajando. Ver el esfuerzo que realiza y las ganas que pone nos contagia irremediablemente. Al principio, la idea de que una persona con síndrome de Down viniera a trabajar nos dividía un poco… ¿Cómo tendríamos que actuar? ¿Qué se esperaba de nosotras? Son preguntas que ya nos quedan bastante lejos.
Espero haber removido alguna conciencia y añadir un cristal nuevo para que miréis el mundo. El de las oportunidades, porque esforzándose, todo es posible. ;)
Os dejo un link con la página de la Asociación, por si queréis echar un vistazo:
www.sindromedown.net

miércoles, 6 de marzo de 2013

Viajar

El título es escueto sí, pero dice mucho. Los viajes -los que se hacen por placer- constituyen, en mi opinión, una pequeña revolución del mundo contemporáneo.

Viajar se ha convertido en una vía de escape a la que pocos queremos renunciar, incluso en tiempos de crisis. Nos fastidia tener vacaciones y no poder viajar a otro lugar. No solo son una manera de alejarnos del mundanal ruido y de la rutina, son también una fuente inagotable de conocimiento y cultura, una manera de abrir la mente, de ver las cosas con un cristal de otro color, de mirar con perspectiva nuestro lugar de origen y por supuesto una experiencia enriquecedora desde la puerta de casa, hasta que se pisa de nuevo el umbral de la puerta.

No importa si el lugar que nos acoge está cerca o lejos. Siempre es diferente. Para sacarle el máximo partido a viaje, hay que estar bien despierto.Aunque está bien hacer fotografías para el recuerdo, todo lo que  se consiga almacenar en la memoria, será más valioso que cualquiera de las fotos, ya que, por muy bonitas que sean, nunca abarcaran la inmensidad de un paisaje, el olor de una ciudad, su velocidad, el color del cielo... el recuerdo más vivo no está en la foto, aunque ayuda mucho ;).

Me siento muy afortunada por los viajes que he realizado, teniendo en cuenta mi edad. No sólo por el hecho en sí de haber podido viajar, también porque ninguno de esos viajes me ha defraudado, ninguno me ha dejado indiferente y a todos y cada uno de esos lugares querría volver, para poder exprimir la experiencia un poco más. Como decía, me siento tremendamente afortunada. Un ejemplo; crucé el charco con 20 años, algo que no mucha gente de generaciones previas a la mía puede decir. Cuando volví, pensé que la vida me había cambiado: CUBA. ¡Qué país! Y efectivamente fue así; -aunque no en el sentido que, en principio había pensado, cosas de la edad-.
Los viajes cambian la vida, eso está claro,  pero no inmadiatamente, -aunque el jet-lag y diez días de mojitos dejan impronta- más bien es una cosa reposada; se acumula un bagaje en la maleta, que hace que las ganas de ver más y conocer más, crezcan y crezcan hasta límites insospechados.

Los viajes más lejanos, como no puede ser de otra forma, impactan más. No quiero decir que París no sea absolutamente  impresionante, que lo es,  pero el choque contra las propias ideas preconcebidas no es tan grande. El cambio de continente, por el contrario, supone una bofetada a todo lo que se puede llevar previamente en la cabeza.

Eso es lo que hace que de mayor no quiera ser otra cosa que viajera. Quiero sentir esa bofetada mil veces más,que una manera diferente de hacer las cosas, de entender la vida y de comprender el mundo se plante delante de mi. ¿Uno de mis destinos preferidos? ÁFRICA, recomendado a todos los que viven con el reloj siempre apremiando. Allí el tiempo se ha detenido.

Esta entrada ha sido un alegato a favor de los grandes destinos, pero no quiero olvidarme de lo que tenemos en casa, que es mucho y muy variado. Y como no siempre tenemos el tiempo y el dinero para marcharnos lejos, debemos aprovechar todo lo que nuestra tierra, de grandes contrastes, nos ofrece. Hablaré otro día de ello.

En resumen, viajad, viajad, y viajad. Conoced nuevos sitios y disfrutad de ellos. Que el color del cristal con el que miráis el mundo, cambie cada vez que volváis a casa y acumulad muchas imágenes increíbles en la retina.


En unos días os enseñaré una recopilación de imágenes viajeras ;).